domingo, 26 de junio de 2011

LO QUE ESTAMOS PERDIENDO

                                       
                                         Vista de la costa de San Felipe desde Llano Alegre hace unos cuarenta años
                                           (Vayan a verla hoy)                                         

 
Toda la costa norte de Gran Canaria es de una gran belleza.  Poco que ver con la del sur de la isla pero igualmente atractiva.  Estamos perdiendo sus rincones  más encantadores debido a la desidia de los ayuntamientos de los municipios que tienen parte en ella y de COSTAS, que ha permitido que desmanes como el de una de las fotos que adjunto, se produzcan.
No sé si por parte de los organismos competentes hay algún plan de cara al futuro para esa zona.  Sé que a nivel particular hay varias intentonas, pero lo que verdaderamente necesita es un plan de choque. Yo he tenido uno en mi mente desde hace muchos años con lo que el Norte ganaría mucho en multitud de aspectos.  El turismo de calidad incluido. Pensemos sólo en lo que hizo Tenerife en Puerto de la Cruz  a comienzos de la avalancha turística.  Y el norte de Tenerife no tiene mejor clima que el norte de Gran Canaria.  Ni que se beban todo el vino de Tacoronte se lo creen.  
Conozco la zona como la palma de mi mano desde que era una niña.  Conozco sus preciosos rincones y siempre he podido ver las grandes posibilidades que tiene para los visitantes y para los oriundos.  Las ciudades y pueblos del Norte se beneficiarían mucho si algo de lo que he tenido en mi cabeza durante muchos años pudiera materializarse.  Sólo hacen falta políticos con imaginación y honradez, y empresarios con inteligencia y valor.  Esto podría dar un vuelco de ciento ochenta grados.
Gran Canaria dejaría de ser un destino turístico bananero para convertirse en un destino de auténtico lujo.  Las Palmas (la ciudad con el mejor clima del mundo, según la universidad de Cornell, USA), Arucas, Firgas, Moya, Guía, Gáldar, Agaete, amén de los pueblos y barrios del entorno, podrían beneficiarse de una buena planificación de nuestra bella costa, así como del cuidado del campo y los bosques de nuestras medianías.  Eso sí, sin tantos remilgos, ni tanto Ambiente y Medio.  Hace unos setenta años nuestros campos y nuestras carreteras estaban muy bien cuidados por campesinos y peones camineros y recuerdo a los primeros turistas decir que la isla era un auténtico jardín.
            ¿Por qué en lugar de mejorar hemos empeorado?
Conozco mi tierra, conozco el turismo, conozco bastante mundo de donde he podido tomar nota de lo que aquí se puede o no se puede hacer para que nuestros visitantes no nos abandonen y que nuestros hijos no tengan que emigrar para ganarse el pan. 
El que quiera saber que pregunte.

Zona de Quintanilla con sus preciosas rocas negras en forma de "milhojas"




Esto es lo que no se puede permitir.  De ese muro a las rocas hay bastante menos de 25 metros. 


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