sábado, 9 de julio de 2011

EL SEÑOR DE LOS ABRAZOS

            ¿Conocen a Gustavo Dudamel?
Yo no lo conocía hasta que llegó el Festival de Música de Canarias número 26. 
¿Cómo es posible que después de 25 Festivales a los que había asistido desde que empezaron; después de ser una adicta a la música clásica toda la vida y personalmente haber estudiado música; después de que en la radio de casa y en la del coche la única emisora sintonizada es la Clásica de R. N. E. y ser una persona bastante informada, en términos generales, yo no conociera a este portento?
Pues no señores, no lo conocía.
Eso demuestra lo que acarrea la avalancha de información que recibimos a diario en todos los medios.  Nos limitamos a lo que puntualmente nos interesa en ese momento  y vamos dejando para más tarde el seleccionar y profundizar.  Pero como el día no tiene más que veinticuatro horas no queda tiempo para todo.
Lo dicho: demasiada información, paradójicamente, puede dejarnos casi en la ignorancia. 
En el Festival de Música, desde que empezó, he tenido el privilegio de escuchar las mejores orquestas del mundo y ver a los mejores directores del mundo. 
Ahora me refiero al Festival nº 26 en el año de 2010.
La noche del 21 de enero actuaba la famosa Orquesta Sinfónica de Gotemburgo, dirigida por alguien de quien yo no había oído hablar.  Malo no podía ser, dado que la mencionada orquesta es muy prestigiosa y nunca la dirigiría nadie mediocre. En el programa, compositores como Esteban Benzecry, Sergei Rajmaninof y Jan Sibelius (uno de mis favoritos).
Mi disposición de ánimo en esa época no era de las mejores debido a aún recientes acontecimientos familiares nada felices.  Pero como siempre ha sido mi norma el superar los momentos bajos de la vida con vivencias insólitas, decidí no desaprovechar mi abono e intentar disfrutar de tan magnífica orquesta.
Cuando apareció el director, un hombre muy joven, no muy alto, de encrespada cabellera negra, me quedé sorprendida  porque no me “pegaba”,  lo había imaginado diferente mientras hojeaba el  exigente programa.      
Desde el principio del concierto hasta el final la energía que impregnaba en la orquesta el juvenil director fue dejando a la audiencia auténticamente electrizada y en mí, personalmente, produjo un vuelco en mi cerebro como no lo había producido ninguna otra interpretación en todos mis festivales.
“Bueno”, me dije a mí misma “es que tú has estado un poco bajilla últimamente”.  Pero no.  Fui consciente de que estaba ante un genio.
La impresión duró días, y eso que ya no me impresionan muchas cosas.
Así que decidí buscar in Internet alguna información sobre este, para mí, desconocido venezolanito.  ¡Y vaya que si la encontré!  Hay muchísima. No se la pierdan.
Espero que disfruten de la búsqueda en la red de este prodigio que se disputan las mejores orquestas del mundo.   Óiganlo  hablar en sus videos y apreciarán también su calidad humana.  Comprenderán por qué he titulado esta comunicación El señor de los abrazos.

Como no quise quedarme con un sólo concierto de este magnífico músico me fui a Gotemburgo en marzo de 2010 (foto superior) y a Filadelfia en mayo del mismo año (foto inferior)


También lo he visto en Los Ángeles (California ) en octubre del mismo año aunque no pude sacar fotos porque había estrictas medidas de seguridad por la asistencia del gobernador. 
En todos estos conciertos los diferentes públicos aplaudieron en pie más de doce minutos. 

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